lunes, 16 de noviembre de 2009

TERAPIA OBLIGADA

Mi mamá murió hace un año. Mi papá casi nunca está, viaja mucho por su trabajo. La verdad, creo que tiene otra mujer. No sé si la tiene desde antes de que muriera mi mamá, o si la conoció después. Para lo que me importa. Al contrario, gracias a esa mujer casi nunca viene a la casa y no tengo que aguantarlo.

En la casa vivimos mi hermana mayor, que es una borracha; y mi hermano el de en medio, que siempre pone su música a todo lo que da y no me deja oir nada que me guste. Es un pendejo. Sólo oye pendejadas.

Mis gatos desaparecieron poco después de que murió mi mamá. Aunque todo el mundo quiera verme la cara, sé que mi hermana los llevó a que los sacrificaran. Todo cambió desde que murió mi mamá. Lo bueno es que yo siempre he sido muy madura para mi edad y sé arreglarlemas sola. Por eso aproveché que entré a la prepa y me metí a clases de ingles, de tenis y de teatro. Cualquier cosa es mejor que estar en casa con mis hermanos.

Desde el primer día de clases me di cuenta de que le gustaba. Me miraba mas que a cualquier otra alumna y muchas veces lo caché con los ojos comiéndome las chichis. Así que empecé a ponerme blusas cada vez más escotadas. Esta la corté para que se me vean más. Hay gente que me pregunta si son naturales, y me da mucha risa porque sí, así las tengo, redondas y duritas. En general los hombres me miran mucho y eso me gusta. Sobre todo que me miren los hombres mayores, no los de mi edad.

El otro día, después de la clase, me preguntó si iba caminado a mi casa. La verdad es que está bastante lejos, pero yo le dije que sí porque sabía que quería acompañarme. Lo malo es que varios de mis compañeros se nos pegaron, como él es el profe, pues todos lo siguen.

Nunca me ha dicho que le gusto. Pero cuando nos tocan ejercicios de reconocimiento, --así dice que se llaman, más bien deberían ser ejericios de fajamiento--, siempre se pone conmigo. Esos ejercicios son para toquetearnos. Todos aprovechamos porque él nos hace cerrar los ojos y nos pone por parejas a su antojo. A todos nos gustan esos ejercicios. Todos se han manoseado entre sí. Mariano, Memo, Marisol, Claudia, Ramón. Y como todo está a oscuras y tenemos los ojos cerrados pues es más fácil…, ya sabes, tocarnos toooooooooodo. Aunque a mí siempre me toca con el profe. La primera vez que me tocó las chichis, lo hizo suavecito, como si sus dedos fueran de aire. Toda la piel se me erizó. Y sentí como si me hiciera pipi. Pero no era pipi. Me mojé sólo con sentir sus dedos. Ya antes me había mojado, pero no tanto. Tuve un noviecito en la secundaria, era de mi edad, y nos abrazábamos y nos tocábamos allá abajo, pero nunca nos besamos, nos daba pena. Tocarnos allá abajo no nos daba pena porque no nos mirábamos. Y si nos hubiéramos besado, al separarnos a fuerza nos hubiéramos visto. Antes de eso ya me había tocado allá abajo. Tenía como diez años. Era sábado, estaba aburrida y estaba en la cama viendo calabozos y dragones. Me dio comezón y me rasqué. Sentía que ahí abajo tenía como un gordito. Y cómo siempre he sido muy flaca, me dio risa que tuviera un gordito. En la primaria no nos enseñaron que esos son los labios mayores. Eso lo prendí en la secundaria, pero ahora sé que tengo unos labios carnosos. Como sea, estaba aburrida, y me empecé a pellizcar el gordito, sentí rico y seguí haciéndolo un rato hasta que mi corazón latía tanto que tuve que parar por miedo a que mi mamá lo oyera y se asustara. Ella estaba en la cocina haciendo hot cakes. Y creí que el corazón me iba a estallar y arruinaría el desayuno. Desde ese día mi pasatiempo favortio los sábados y domingos por la mañana fue pellizcarme el gordito. Luego me di cuenta de que se sentía mejor si en lugar de pellizcarlo lo frotaba. Luego mi mama enfermó y la internaron. Esos fueron años muy tristes. Desde entonces no como un desayuno rico. Y me olvidé del gordito, hasta que conocí a mi novio de la secundaria, justo después de que murió mi mama.

La segunda vez que hicimos ejericios de reconocimiento, pegó sus labios a los míos, igual que con los dedos lo hizo suavecito, suavecito. Creí que el corazón me iba a estallar, y creo que él también porque se separó de inmediato y paró el ejericicio. Todo el mundo protestó porque los dejó con ganas.

El tercer ejericicio de reconocimiento apenas me tocó, sentía su aliento en mi oreja, su respiración entrecortada y como él no me tocaba pues yo tampoco me atrevía a tocarlo a él. Hasta que sentí su mano sobre la mía, me la apretó muy fuerte. Yo empecé a tocarlo, nada más por encima, no sabía exactamente que es lo que quería él, estaba muy raro, pero así tropecé con aquella cosa caliente y dura que salía de su pantalón. Casi me morí de risa cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, se lo había sacado y se estaba masturbando frente a mí. Otra vez me mojé, y me sentí halagada. Aunque también un poco decepcionada porque no me tocó.

Extraño mucho a mi mamá. No he llorado desde que se murió porque sé que si lloro no voy a parar nunca. Porque el dolor está aquí, en este huequito y no lo dejo salir. Pero desde ese ejercicio, el tercero, creo que entendí la razón por la que mi mama murió. Fue para hacerme mujer. Si mi mamá viviera, ella vendría por mí a las clases de teatro. A lo mejor ni siquiera estaría en las clases de teatro porque a ella y a mí nos gustaba salir todas las tardes a caminar, a comer helado, al cine. Me la pasaba super con mi mama. Y si ella viviera, pasaría las tardes con ella y no con mi profesor.

Después de ese ejercicio, el tercero, me hice el propósito de llegar más temprano que nadie para estar a solas con él. Cuando llegué él ya estaba ahí, fumando y jugando con una escoba. Mi corazón se aceleró, y todo se me borró de la mente. Pero él ni me peló. Me saludó de lejos con la mano, subió el volumen de la música y se salió del salón. Yo me quedé adentro sin saber qué hacer. Odié el perfume que me había puesto, le robí a mi hermana un poquito de su envy original que esconde en su closet para que yo no lo use, y odié ser tan estúpida y haberme imaginado tantas cosas antes de llegar a la clase ese día. Para mi suerte Ramón llegó temprano también, y no tuve que seguir esperando como idiota a que él me mirara. No me miró para nada durante toda la clase. Se puso a platicar con Ramón del Nuevo disco de Fito Paez y de Baglietto. Poco a poco llegaron los demás. Hicimos ejercicio de reconocimiento pero esta vez me puso con Mariano y él se fue con Claudia. Apenas apagó la luz, yo abrí los ojos, si tocaba a Claudia como me había tocado a mí iba a matarlo. Pero no lo hizo, se pasó todo el ejericicio mirándome, así que yo tome la verga de Mariano entre mis manos con mucha fuerza, decidida a masturbarlo, pero Mariano se dobló y me aventó. Caí de espaldas como una idiota, el profe prendió la luz, y todo el mundo se rió de mí.

Al final, no supe si ese día fue bueno o malo. Hice el ridículo, él me ignoró ante todo el mundo, pero a escondidas no me quitó la mirada de encima. Me puse feliz porque le seguía gustando. Pero los demás días, me trató X.

El semestre está por terminar y no sé qué voy a hacer todo el verano, no quiero quedarme en casa oyendo los gritos de mi hermana y mi papá y la horrible música de mi hermano. Estoy en mi cama, escribiendo. Escribo todo esto para que no se me olvide nada. Pero no sirve de mucho… En tres hojas he escrito mi vida de los últimos seis meses. Soy una miserable. O mi memoria anda mal, o mi vida es una mierda y no pasa nada. Ojalá pudiera desaparecer como las nubes. El teléfono está sonando y la estúpida de mi hermana me grita que conteste. Me vale madres quien llame, debe ser mi papa para regañarme por algo.

Mi hermana sigue gritando, cada vez que voy a tomar el teléfono parece que se hace más grande la distancia de mi cuarto al pasillo. Si tuvieramos un teléfono inalámbrico… pero son muy caros, y mi papá dice que no va acomprar uno de esos para que me encierre a hablar pendejadas con mis amigotas ¡Pinche, teléfono, por qué siguen llamando!

Oh, my God! Me están temblando las piernas, debe ser una aluinación, estoy obsesionada, estoy confundiendo su voz, no puede ser él, él no tiene el número de mi casa.

n Conseguí tú número en control escolar…

¿Eso se puede hacer? No, no creo… ¿Pero a quién le pidió mi número? Sólo lo tienen Mariano y Ramón… ¿Tiene el número de Mariano o Ramón…

n Tienes cuatro faltas injustificadas y control escolar te dejó sin derecho.

¡¡¡¡Imposible!!!! ¡Nunca he faltado a tu clase precisamente porque es clase!

n Sí, debe ser un error, pero ya conoces a control escolar, no se les puede explicar nada.

¡Nooooooooo! Mi papa me va a matar si repruebo una material, ¡aunque sea la pendeja materia extracurricular!

n No, no vas a tener que recursar. Creo que ya sé cómo solucionarlo.

Me está viendo la cara... Nadie puede cambiar un sin derecho… ¡Qué emoción!

n No olivides traer tu tira de materias. Necesito tú número de control.

En las lista está mi número de control, qué pendejo eres para mentir… Por supuesto que no pienso decírselo…

No me estés chingando, Lourdes. Sólo lo pienso, ella está gritándome que vaya a la tienda por una crema Alpura. Me vale gorro lo que quiera. Voy a bañarme, a… A robarle un poco de perfume y a planchar mi ropa, ¡¡¡¡¡¡¡apenas tengo tres horas para todo eso!!!!!!!!!

Me pinto los labios o no me pinto las labios ¡Carajó! Si me besa este labial sabe del nabo. Debí comprar el de cerezas…

Desde las escaleras se oye De música Ligera. Estoy nerviosa. Siento cosquillas en todo el cuerpo, ¿y si me besa? Nunca me han besado ¿Se dará cuenta? No sé besar… Ahí está, cambiando el cassette. Ni me ha visto. Todavía puedo regresar a mi casa y decirle luego que mi papá no me dejó venir. Mierda, ya me vio… ¿Qué, la tira de materias? No necesitas mi tira de materias, eso es un cuento…

Se la doy.

n 907644, te tengo, puedo hacer contigo lo que quiera…

¿Habla de la escuela o se me está insinuando? No te rías así, por favor, me tiemblan las piernas cada vez que te ríes así.

n Mierda, se me acabaron los cigarros.

Los cigarros te ponen verdes los dientes… Otra vez esa sonrisa.

n ¿Hasta cuándo me vas a hablar de usted?

¿Hasta que me cojas? No me puedo decirle eso…

n Eres una niña.

¡No, no soy una niña! ¡Por qué contesté eso! Mamá, por qué carajos me enseñaste a hablar de usted a la gente mayor… Él no es tan mayor. Tiene 30. Y yo 15. Y es mi maestro de teatro… No cuenta como maestro… La cagué…

n ¿Me acompañas por cigarros?

Me salvé. Está haciendo tiempo… También está nervioso… Sí, lo pongo nervioso…

n ¿Cuantos hermanos dijiste que tienes?

n Dos. Un hermano y una hermana.

n Espero que tu hermano no sepa artes marciales.

n Es cinta negra… Judo.

n Bueno, espero que no sea celoso…

Guau, esa fue directa ¿Me río? ¿Digo algo? ¿Hasta dónde queda la pinche tienda? ¿Quién es esta pendeja? ¿Por qué lo saluda así? Le está pegando las chichis… ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Y él se deja!!!!!!!!!!!!

¡Se va, por fin! ¡Idiota! ¿Y los cigarros? ¿Por qué regresamos al teatro? Mejor no preguntes. Era un pretexto. Quería los cigarros porque no sabe qué hacer contigo. Bueno, conmigo. Creo que le gusto más de lo que pensaba.

¡No me mires así, por favor! Quita esa canción es horrible. Claro, subes el volumen para que nadie se de cuenta de que estamos solos… ¿¡Qué?!

n ¿Has besado a muchos?

¿En qué momento empezó a besarme? ¡Espera, era mi primer beso y ni cuenta me di! No puedo decirle eso.

n … Sólo a mis novios.

n ¿Has tenido muchos novios?

Sigue besándome… Siento cosquillas con su lengua… ¡Oye!!!!!!!!! Qué rico se siente tu mano ahí… Guau!!!!!!!! Qué fuerte es… ¿Aquí, en la mesa?

n ¿Cuántas vesces lo has hecho?

¡Ninguna! ¡Mil, las que tu quieras!!!!!!!!! Dios mío, esos besos en mi pubis son mejores que…. Bésame más… Sí, tócame donde tu quieras… Sí, abro la boca… Qué fea es… Su ver… Creo que voy a guacarear.

n ¡Qué chingados haces!

n ¡Nydia!

n ¿Nydia?

n ¡Vístete que te vamos a llevar con tus papás!

Yo no sabía que estaba casado. Tampoco sabía que esa Nydia era su esposa, y ¿por qué esa pendeja me llevó con mi papa, a decirle que me cuidara, como si fuera una gran puta, en lugar de llevar a su esposo a la dierección por meterse con una alumna? Ya no sé para qué guardo esta pinche libreta. A veces me gusta leer lo que escribo porque siento como si fuera una persona distinta, o muchas personas distintas a la vez. Y es lo único que no ha revisado mi papa ni mi hermana Lourdes… Es lo único que todavía me queda para mí sola… Sí, mi única intimidad, esta libreta ¿Soy una enferma sexual, doctora?

lunes, 13 de abril de 2009

LO QUE IMPORTA SON LOS DETALLES

LO QUE CUENTA SON LOS DETALLES

 

Según él, casi no recuerda detalles de su primer encuentro casual. Recuerda que había bajado 20 kilos en dos meses. Recuerda la excitación que sentía cada vez que se miraba al espejo y el dolor en el abdomen después de mil quinientas abdominales diarias. Recuerda también la frustración porque la piel no desparece tan rápidamente como los kilos, y deja rastros de la gordura pasada. Recuerda que su padre por fin aceptó que estudiara gastronomía, a lo que siempre se había opuesto porque es una carrera de maricones.

Ese viaje al DF signficaba la realización de varios deseos: Se incribiría en la escuela de Gastronomía y empezaría la búsqueda de un departamento ¿Se puede pedir algo más a los 19?

 Tomó el autobús en Venta Prieta para asegurarse de ser el último en abordar y no tener que soportar a un gordo sudoroso, o una fea con peste a Freiche. A las 9:30 subió al autobus y no supo si esa sonrisa iba dirigida a él, a al churro de película que puso el chofer. Se sentó en el ultimo asiento, junto al baño. Arrancó el autobus y levantó la codera para subir las piernas en el otro asiento, cuando la sonrisa de dientes blanquísimos y perfectos apareció ante él: ¿Me puedo sentar?

¡¡¡¡¡Por supuesto que te puedes sentar!!!!! Por fortuna los nervios sólo le permitieron emitir un seco: Sí.

         Insiste en que no recuerda detalles de ese día. Pero recuerda que medía como uno setenta, era fornido, de pelo muy corto y usaba una camisa vaquera que dejaba al descubierto sus pectorales. Los pectorales que siempre había soñado y para cuya cirugía llevaba dos años ahorrando. Cuando bajó la mirada, estuvo seguro de que lo estaban seduciendo y no alucinaba, la sonrisa tenía una erección que parecía iba a reventarle el pantalón. No lograba quitarle los ojos del pene.  Su corazón latía tan fuerte que temía que los del asiento 1 y 2 lo escucharan. Una boca húmeda y cálida lo sacó de su asombro, y una mano grande y fuerte le tocó el pene y se lo paró.

         Se olvidó de todo. De la escuela, del departamento, de Brenda, de su padre, de los maricones… No sabe en qué momento ni cómo terminó agachado mamándole la verga hasta que se vino en su boca. Sus dientes un poco torpes al principio, rozaron varias veces el pene de la sonrisa, y en más de una occasion, sintió que la cabezota aquella lo asfixiaba. No recuerda si estaba excitado o tenía miedo. Recuerda que la sonrisa tomaba su propio pene entre las manos y lo dirgía dentro de su boca, hasta que el temor fue cediendo a la sensación de la carne caliente y húmeda, que pronto se convirtió en un abundante chorro de leche con el que casi se ahogó. Tosió repetidas veces y sintió el calor subiéndole a la cara, mientras la sonrisa le daba golpes fuertes en la espalda. El del asiento de enfrente volteó a verlos con ojos acusadores. No recuerda si era mujer o un hombre, sólo recuerda la mirada acusadora, el sabor ácido de la leche en su boca, y la incomodidad de sus pantalones mojados. Nunca antes se había venido sin que lo tocaran. Nunca antes se había venido mamando una verga. 

Después llegó su turno. Cómo decirle que sus pantalones estaban mojados, y su pene todavía latía con la sensacion del orgasmo; no soportaba ni siquiera el roce de sus calzoncillos. No le dio tiempo a decir nada. Ya la mano estaba dentro de sus calzoncillos y mostaraba sus blanquísimos dientes al sentir el pantalón mojado. Le dio una clase magistral de cómo mamar la verga sin rozarla con los dientes y cubriéndola por completo con la lengua. No recuerda si vivió un remolino de sensaciones, o la lengua de la sonrisa era un remolino.    

Apenas le dio tiempo de subirse el cierre del pantalón cuando llegaron a indios verdes. Sentía que las piernas no le respondían y que todo el mundo percibía el olor a sexo. No dio las gracias al chofer como acostumbraba por temor a que le llegara el tufo a leche. Caminó rápidamente hacia la entrada del metro, no se atrevió a mirar hacia atrás, hasta que de pronto sintió la presencia del alguien junto a él, era la sonrisa. Se miraron, sonrieron. La sonrisa preguntó qué iba a hacer y él tontamente, como quincieñera recién desvirgada dijo: Nada. La sonrisa miró su reloj y afirmó: Tengo tiempo. 

Él siguió a la sonrisa sin preguntar nada más. Caminaron uno al lado del otro y subieron al metro, se bajaron en Hidalgo, tomaron un micro y sólo unas cuantas cuadras después le miraba las nalgas mientras la sonrisa se registraba en el Fiesta Americana Reforma. Sonrío para sí mismo, hasta hace dos meses ni siquiera lo miraban, ¿o sera que él no se daba cuenta si lo miraban?

Le hizo una seña con la cabeza y lo siguió hasta el elevador. No recuerda si hablaron o permanecieron callados. Sólo recuerda que las manos comenzaron a sudarle incontrolablemente. Por más que las metía en los bolsillos para secarlas, parecía que producía el efecto contrario, era como si al restregarlas en la tela las exprimiera.

Piso 4. Habitación 402. La sonrisa tenía como 33 años. No llevaba anillo de casado. Los jeans eran de marca, igual que la camisa y las botas. Buen gusto para vestir, definitivamente no era un auténtico vaquero. Profesión indeterminada.

Su piel trigueña era suave y olía a madera. Las piernas eran perfectas, musculosas, fuertes, con mucho vello, oscuro y largo. Lo extraño es que no recuerda ni su rostro, ni los detalles.

No le dio pena quitarse la ropa y dejar al descubierto su carne flácida y con estrías ante un cuerpo tan perfecto. Ya no pensaba en eso cuando estaban en el cuarto, sino en que jamás lo habían penetrado. Él jamás había pentrado a nadie. El miedo comenzó a superar al deseo, y lo bloqueó.

No recuerda nada más. No recuerda si le dijo que era su primera relacion homosexual, o cómo supo la sonrisa que era su primera vez. Pero lo supo, porque se limitó a acariciarlo, y a contarle vanalidades que tampoco recuerda. Recuerda esos ojos negros mirándolo. Recuerda sus cuerpos desnudos sobre la cama, frente a frente, rozándose. Recuerda que no lo disfrutó tanto como en el autobús. Recuerda que miraba el reloj sobre el buró y pensaba que iban a cerrar la escuela y no podría inscribirse. Recuerda que recordaba que a las 4:00 debía de estar de vuelta en Pachuca si quería mantener contento a su padre, y que a las seis había quedado de verse con Brenda. Recuerda que como a eso de las dos la sonrisa se levantó de la cama y le dijo que podía quedarse, le regaló una más de sus perfectas sonrisas mientras se vestía. Lo beso nuevamente, al principio apenas rozando sus labios, después, metió la lengua en su boca, y jugueteó con la de él. La sensacion era refrescante, como un trago de agua de manantial. Entonces se marchó.  

Durante un momento miró la habitación sin saber qué hacer. Prendió la television. Fue al baño y abrió la llave de la tina. Se paró frente al espejo de cuerpo completo y empezó a masturbarse. Lo hizo cinco veces y todas se vino. El dolor de estómago le recordó que no había comido. Cuando salió Reforma estaba iluminada por los anuncios y los faros de los autos. Pensó que su papa lo mataría. No recuerda nada más.

        

 

        

        

 

S/T

La sangre que habita la noche

Acompaña a galope al miedo

Y en un Castillo de encinos,

te pierdo porque no encuentro

el elixir de mi sino.

 

Afuera la luna canta

Embelesada, a tu cuerpo

Y una sombra azul platino

Te recorre en el desierto

De blancas llamas de adviento.

 

El cierzo ulula a lo lejos

Donde el festín de bacantes

Enciende fuego a las vilas

Que amordazaron tu aliento.

 

Un cuerpo posa en el vientre

Que gobernaron las vilas

Asfixia fue la cimiente

De tu muerte y de la mía.

 

 

 

12 de marzo de 2001.

 

Para quien asuma el riesgo:

 

Te ofrezco mi locura

Y mi arrepentimiento,

La cordura que no entiendo

Y la desilusión que me lacera.

 

Te ofrezco la fortaleza

que no poseo

y la fidelidad que no practico,

a sabiendas de que tu amor

podría ser suficiente

para hacerlo.

 

Te ofrezco mi temor

Y mi presteza al riesgo

El compromiso que nace de mí a ti

Y los pasos inciertos

En este Puente trémulo.

 

Te ofrezco mi mundo de ficciones

Los temblores del cielo

Y Altazores en ramo

a cuya orilla vivo.

 

Te ofrezco lo que todos temen

Mis noches de insomnio

Los días de tormenta

Las tardes hirientes que me flagelan.

 

Te ofrezco el mundo gris del que quiero escapar,

Mi pasión desmedida,

Mis manos desnudas,

Mis mil y una muertes

Y una licencia para que huyas.

 

23 de marzo de 2001.

 

 

 

 

 

domingo, 25 de enero de 2009

PARA VICTOR

Pachuca, Hidalgo, 16 de junio de 2001.


Mi querido Victor, ¿por qué no me avisaste? Debías llevar una carta para mi madre, ahora vas a conocerla. Espero que ella te acompañe y te guíe; que te abrace cuando tengas miedo y te de su calor cuando sea intenso el frío. Tú sabes, mi Victor, que yo no creo en la vida después de la muerte, que no tengo un dios, que no tengo fe. Soy afortunada porque a pesar de este vacío he tenido amigos quienes me han amado y a quienes yo amo. Tú eres uno de ellos, el gay, el transgresor, el ingenuo, el niño y el deseo. Jugamos mucho juntos y reímos más de lo que conversamos. Sin embargo, tu alma estaba ahí y la mía también. Nos acariciamos. Seguiremos haciéndolo, aunque en otra esencia, con otros cuerpos y en otras distancias.
No imagino cómo serán los paisajes que ahora encuentras. Ojalá mi incredulidad sea cierta y sólo duermas. Ojalá sea verdad que no hay nada después de la muerte y ese dolor, esa angustia, esa zozobra que nos hacían cómplices, no existan más.
Si no es así, deseo que Dios sea infinito y te reciba gustoso. Que navegues en mares de azhares y jazmines, que te encuentres con mi madre y le hagas compañía.
Desde que ella murió, todas las angustias, todos los dolores volvían todo incierto… Ahora me duele, Victor, como aquella noche que desperté llorando, pues había soñado que mama había muerto. Cuando me di cuenta de que eso no era un sueño, cesaron la angustia y el miedo. Caminé entre espuma, en medio del dolor y la locura. Nada era real ni cierto. El dolor no me alcanzaba, se me iba el alma. Hoy, Victor, se me ha ido el alma cuando lo escuchaba. Se me ha ido el alma un instante y no te ha alcanzado, pero fue a por ti.
¿Dónde andarás, Victor? ¿Estarás con ella? ¿Estarás como ella en mis días, mis tristezas, mis sueños, mis desesperanzas?
Estuvimos juntos en el desamor y sabemos bien lo que nos dolía; por eso no hablábamos, por eso bastaba con nuestras sonrisas.
Ahora no me basta con este dolor, ni con tu recuerdo, ni con tu voz, ni con tus caricias. No me basta nada. Sé que no te vas. Sé que no me abandonas. Sé que no te veré. Sé que te llevaron ¿A dónde? ¿Con quién? ¿Por qué fue así?
Sólo espero, Victor, que duermas, o si no que rías, y que en el desvelo y que en la zozobra, tú y mi mama se hagan compañía.

Desencuentros

2- febrero- 2002


Mundo, esto es muy sencillo. Las palabras reptan por entre mi mente como espigas de humo.
No atino a decir, no atino a encontrar la palabra justa de lo que me duele.
Pareciera que la angustia borró de mi mente todas las ideas. Me dejó sin garras y no puedo asirme ni al lenguaje cierto ni al lenguaje incierto para que me creas.

Creo, Mundo. He creído tanto que perdí la cuenta y creí ilusiones que yo había creado. Creí que era cierto el amor. Crei que era posible hallar en el otro algo de ti mismo, y creí posible que el otro se hallara en tu cuerpo. Creí en “la invasión de la carne por el espíritu”.
Creí en la nobleza de un hombre. Creí en la ternura de un hombre. Creí en la sinceridad de un hombre. Creí en la soledad como un goce, y en él como mi fatiga y mis bendiciones.

Ahora entiendo, Mundo, que nada era cierto. Que crear no basta. Que la vida es violenta, turbia, incierta. Que no hay posibilidad alguna de tocar el alma, de hallarte en el otro; que el otro se esconde, toma y se retira; que el otro es egoismo, placer y miseria.
Mundo, he entendido eso que tú tanto nombras, he estado frente a ella y me aterra. Ahora estoy herida por la miseria del espirítu.
1-febrero-2002

No me extrañaría que cualquier día de éstos alguien me contara que estás por casarte con tal fulanita. Sabría entonces que te ganó el afán de saber, que como cualquier otra necesidad urgente y zafia, requiere financiamiento.
Quizás tu novia tenga un coño más estrecho que el mío, unos senos turgentes y unos labios púrpura. Pero otra boca como la mía, tan lasciva, tan concupiscente y alevosa… Nadie más la tendrá.
Nadie te hará enloquecer como lo hice yo, ni te estremecerás al contacto tibio, húmedo y desordenado de mis zarpazos.
Nadie, nadie te comerá la polla como yo, ni despertará el deseo atroz que te hacía contraerte en un estertor de placer y muerte.
Nadie te lamerá con el deseo frenético que yo lo hice; ni se acurrucará a tu lado con la resignación del deseo satisfecho a través del otro, del cuerpo ajeno que llevaste al orgasmo olvidándote del propio.
Nadie enloquecerá por tu espíritu tímido y cetrino; ni verá coraje en el resentimiento que repta por tu inteligencia.
Nadie soñará con verte, deseará adorarte, cubrirte de rosas, jasmines, estrellas y cielos.
Nadie encontrará al deseo en tu cuerpo fofo y blanquecino, ni verá serpientes donde había rencores, ni verá gigantes donde había temores.
Lo único que no te permito, amor, es que me prohibas soñar.

viernes, 16 de enero de 2009

TRES MOVILES

ESC. 1. INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. NOCHE
(Inicia Flash back)Sobre la cama está la maleta de lona. Carlos sentado sobre la cama llora en silencio, Federico sentado a horcajadas frente a él, resignado. La puerta ligeramente entreabierta y Jose está a punto de entrar pero se detiene al escuchar la conversación.
CARLOS:
¡…Entonces no te cases!, ¡vámonos de aquí, a…/!

FEDERICO:
(Interrumpe) ¡A Hong Kong? )Abre la maleta) ¿Crees que con esto nos alcance?

Federico besa a Carlos, apasionado. Jose los observa conteniendo su rabia y su dolor.
ESC. 2. INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. DÍA
(Regresamos al momento actual). Carlos termina su relato.

CARLOS:
¡Lo mataste porque íbamos a huir juntos!

JOSE:
(Contenida)Se te olvida un detalle importante, ¡Yo no estaba anoche en este departamento!

QUIQUE:
(Vehemente) ¡Es cierto, ella no pudo entrar, estaban los cerrojos puestos!

RODO:
¡Es cierto…! ¡Alguien más hizo el trabajo por ella!
La cámara se funde sobre la cara de Rodo.

ESC. 3 INT. DEPARTAMENTO- PASILLO. NOCHE.
(Insert flash back). Jose sale llorando abre la puerta del depto. y tropieza con Quique, que llega. Se abraza a él.

JOSE:
¡Quique, tienes que ayudarme…!

Antes de que Quique logre preguntar qué sucede ella lo besa y él responde al beso.

ESC. 4. INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. DÍA
(Regresamos al momento actual). Rodo termina su relato.

RODO:
(A Quique) No creo que le haya costado mucho convencerte de que mataras a Federico.

Carlos llora. Quique saca una pistola y los apunta. Toma a Jose de la mano.
QUIQUE:
(Cínico, sonríe) Pues entonces decidan… Guardamos el secreto y nos repartimos el dinero, (señala a Rodo y Carlos) O ustedes también se mueren.

FIN.

TRES MOVILES

INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. NOCHE
(Inicia Flash back)
Sobre la cama está la maleta de lona. Carlos sentado, llora en silencio. Federico, fuma y camina impaciente por la habitación, la puerta está ligeramente entreabierta, ellos no lo advierten.
CARLOS:
(Contenido) No te puedes casar…

Federico le da un golpe suave en la cabeza.

FEDERICO:
¡Hey, despierta, nos divertimos pero…/

Vemos por la abertura a Jose, que está a punto de entrar pero se detiene al ver a Carlos que interrumpe a Federico besándolo en la boca impulsivamente. Federico lo rechaza.

FEDERIDO:
(Terminante) ¡Entiende, se acabó! ¡Yo amo a Jose!

(Regresamos al momento actual). Jose Llora al terminar el relato. Carlos sostiene débilmente el cuchillo en la mano, como derrotado.
JOSE:
(A Carlos) ¡Por eso lo mataste! ¡Porque me prefirió a mí!

Quique sorprendido. Rodo escéptico. Carlos paralizado.

RODO:
(A Jose) ¿No lo habrás matado tú, por celos?

Jose herida y furiosa por el comentario, enfrenta a Rodo.

JOSE:
¡Yo lo perdoné porque lo amaba! (Pausa, explica, señala la maleta) ¡Ése era su último trabajo, y lo que ganara iba a ser para nuestra boda!

Carlos se delata, enfrenta a Jose empuñando el cuchillo.

CARLOS:
¡Mentira! ¡Tú lo querías obligar a casarse contigo!

QUIQUE:
(Firme) ¡Dame ese cuchillo, Carlos!

Carlos duda un instante, se lo entrega y se deja caer al suelo, llorando.
CARLOS:
Yo no quería matarlo…

TRES MOVILES

INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. DÍA.
José llora en silencio. Quique observa evaluando.

RODO:
(Desesperado) ¿Cómo pueden creer que yo lo maté! (Silencio de todos) ¡Era mi amigo, fumábamos juntos!

JOSE:
¿Lo mataste por la droga o por el dinero?

Rodo busca el apoyo de Enrique, es el único que no lo ha acusado.

RODO:
¡Quique, tú me crees, verdad?

Quique saca sus propias conclusiones. Vemos el cuchillo ensangrentado que asoma debajo de la cama.

QUIQUE:
Hace unos días desaparecieron varias cajas de somníferos de mi maletín…

CARLOS:
(Urge) ¡Llama a la policía ya, Enrique!

Jose mira con recelo la urgencia de Carlos. La furia de Carlos aumenta conforme escucha a Quique.

QUIQUE:
(Continúa, a Carlos) Por eso no escuchamos nada ¡Nos durmió!… (A Rodo) ¡Quisiste hacernos creer que fue la mafia, pero pusiste los cerrojos y ese fue tu error!

Carlos toma súbitamente el cuchillo y amenaza a Rodo con él.
CARLOS:
¡Llamen a la policía, o éste se muere igual que Federico!

Jose saca conclusiones.
JOSE:
¡Claro! ¡Si ya mataste a Federico, qué más te da matar uno más!

CARLOS:
¿Estás loca! ¡Ya todos sabemos que fue Rodolfo!

JOSE:
(Enfrenta) ¡Armaste todo esto para inculparlo, pero lo hiciste tú! ¡Mataste a Federico porque se iba a casar conmigo!

TRES MOVILES

INT. DEPARTAMENTO. CUARTO FEDERICO. DÍA.
Carlos se sienta junto al cuerpo de Federico y le cierra lo ojos, lo observa deseando acariciarlo. Rodo muestra el dinero para convencerlo.

RODO:
(Mostrando)
¡Un cuarto de millón de dólares para quién!

Carlos lentamente quita la sábana para ver por última vez a Federico, no se atreve a tocarlo.

JOSE:
(Molesta) ¿Y Federico?

Carlos parece absorto en si mismo, como autómata recuerda y repite.
CARLOS:
(Para sí) “Tíralo a la basura…”

Todos lo escuchan y reaccionan en contra.

QUIQUE:
¡Qué? ¡Estás loco!

Carlos se pone de pie de súbito, y sin darse cuenta jala la sábana dejando el cuerpo al descubierto.

CARLOS:
¡Rodolfo estaba planeando cómo deshacerse de Federico! ¡Y yo sin saberlo le dije que lo tirara a la basura!

En el abdomen el cadáver tiene un símbolo oriental ensangrentado. El asesino se lo hizo con el cuchillo. José se queda pasmada al verlo. Llama la atención de todos hacia el símbolo.

JOSE:
(Señala el símbolo) ¡Yo he visto eso en otra parte…!

Rodolfo palidece al verlo. Quique se abalanza sobre él. Para quitarle la playera.

RODO:
¡Suéltame, imbécil!

Quique le arranca la playera a Rodo, y al descubierto queda, en su pecho, un símbolo idéntico, tatuado.

CARLOS:
(Perplejo)¡Fuiste tú! (Estalla)¡Tú mataste a Federico!

TRES MOVILES

INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. DÍA
La cámara abre con una revista de “novias” junto al cadáver, aún cubierto por la sábana. Jose, histérica llora y lo golpea. Siente una mezcla de furia y dolor.

JOSE:
(Al cadáver) ¡Te lo dije! ¡Sabía que ibas a terminar así!

Quique intenta controlarla, la separa del cadáver. Carlos

QUIQUE:
Jose ven, ven conmigo.

Carlos consternado, enfrenta a José.

CARLOS:
(Consternado) ¿Por qué sabías que lo iban a matar! ¿De qué estás hablando!

Jose se zafa de los brazos de Quique y abre la maleta que está a los pies del cadáver.

JOSÉ:
¡Hablo de esto!

Descubrimos que en la maleta hay bolsas de cocaína y fajos grandes de dólares. Rodolfo mira la maleta fascinado y mientras los otros discuten, él toma los fajos de billetes.

Carlos no puede creer lo que ve.

CARLOS:
¡Mentira! ¡Carlos no estaba metido en eso!

Carlos busca la mirada de Rodo, esperanzado de que niegue la relación de Federico con la mafia, pero Rodo asiente.

QUIQUE:
¡No toquen nada, tenemos que llamar a la policía!

Carlos conmocionado va hasta la cama y se queda mirando el cuerpo.
RODO:
No tenemos que llamarla…

QUIQUE:
(Sorprendido) ¿Qué dices!

RODO:
(Emocionado) ¡Aquí fácil hay más de un millón de dólares! ¡Y puede ser todo nuestro!

TRES MOVILES

ESC. 1. INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. DÍA.
Quique cubre el rostro de Federico con la sábana. Hace un esfuerzo por controlarse.

QUIQUE:
Hay que llamar a la policía.

Carlos de pronto se echa a llorar sin poder contenerse, la imagen del hombre metódico se derrumba. Rodo está muy nervioso e intenta bromear para romper la tensión.

RODO:
(Nervioso) ¡No mames, y ahora quién me va a surtir la mois!

En ese momento suena el timbre del departamento. Los tres se sobresaltan.

CARLOS:
(Asustado) ¿La policía!

Quique responde dirigiéndose hacia la puerta.

QUIQUE:
Imposible, no le hemos avisado.

ESC. 2. INT. DEPARTAMENTO- PUERTA. DÍA
La cámara abre con la imagen de la puerta de entrada. El timbre suena cada vez con mayor insistencia.

Rodo camina detrás de Quique, quien se detiene de súbito frente a la puerta, sorprendido. Los seguros internos, manuales, están puestos.

QUIQUE:
Todos los seguros están puestos.

RODO:
(Deduce) ¡Eso quiere decir… Que el asesino sigue aquí!

QUIQUE:
(Pasmado) O que uno de nosotros lo mató…

Los dos pasmados con sus conclusiones, empiezan a golpear la puerta con los puños. Es Jose(25), la novia de Federico.

JOSE:
(Voz en off. Exasperada, grita)¡Abre, Federico!

Reacciones de Quique y Rodo.

TRES MOVILES

INT. DEPARTAMENTO- COCINA DÍA
Carlos desayuna café y pan tostado. En la mesa están ordenados meticulosamente la mermelada, la mantequilla y el azúcar. Carlos viste de traje, impecable. Rodo entra a la cocina, le quita la rebanada de pan a Carlos y la muerde. Carlos lo mira molesto. Fuera de escena se escuchan ruidos. Es Quique azotando cosas en su cuarto, busca algo desesperado.

RODO:
(Habla con la boca llena)¿Qué se hace con un animal muerto?

QUIQUE:
(VOZ EN OFF)
¡Coño!

Rodolfo deja nuevamente la rebanada de pan en el plato de Carlos, éste la hace a un lado y toma una nueva, rebanada. Empieza a prepararla metódicamente.

CARLOS:
Tíralo a la basura.

Quique irrumpe. Viste de blanco y tiene puesta una bata de médico. En la mano lleva un maletín. Se va poniendo el reloj de mano. Luce apresurado. Rodo se prepara un churro.

QUIQUE:
¿No han visto las llaves de mi carro?

RODO:
Seguro las tiene Federico.

Quique deja el maletín en una silla y va apresurado al cuarto de Federico. Carlos mira con desapruebo a Rodo, que fuma su churro, éste le echa el humo en la cara y ríe.

QUIQUE:
(VOZ EN OFF. ALARMADO) ¡Traigan mi maletín!

Carlos y Rodo se miran extrañados.

INT. DEPARTAMENTO- CUARTO FEDERICO. DÍA
Carlos y Rodo, paralizados en el umbral de la puerta. Vemos a Federico que levanta la cabeza. Carlos le extiende el maletín.

QUIQUE:
Ya no hace falta. Está muerto.

La cámara se abre. Vemos el cadáver de Federico, boca arriba, cubierto por una sábana blanca ensangrentada. A los pies de éste hay una maleta grande de lona, que pasa casi desapercibida.

FRAGMENTO DE LA PALIDEZ

I
Tan estruendoso era el crepitar del fuego que mitigaba las voces de la muchedumbre. Los tonos amarillos y naranjas de la hoguera se devoraban. En el centro estaba un hombre, sobre un trono de hierro. Sus ojos tan desorbitados parecían alcanzar la corona. Ya no se escuchaban sus alaridos agudos, pero la mueca sobrepasa el horror.
Alrededor de la hoguera observaban sus compinches silenciosos, se les veía aterrados. La plaza y la catedral de Csejthe se inundaban de ese olor a carne achicharrada. Uno de los cómplices comenzó a santiguarse. Ni los grilletes, ni el verdugo, ni los servidores fueron suficientes para apaciguarlo. El fuego había apagado su voz y la reyerta.
La humareda apenas llegó a ser vista en el recién liberado castillo de Csejthe. Fue apagada cuando la carne comenzaba a ennegrecer.
No sentí nada, ni siquiera asco, cuando el verdugo, con la destreza de un barbero, diseccionó el cadáver, del que brotó un poco de sangre espesa, de color oscuro. Desde la tribuna donde estábamos mi tío el Rey y Emperador, mis padres y yo, los órganos se veían como encogidos.
Todos los secuaces tuvieron que comer de aquél cadáver retorcido. Ninguno se resistió a las lanzas de los soldados, pero en cada uno de sus movimientos yo podía leer el terror y el arrepentimiento.
El trono y la corona de hierro fueron enviados a Viena, al castillo del Emperador Maximiliano II, mi tío, como testimonio de nuestra justicia.
Después, el resto de los rebeldes fueron ahorcados. Mi padre decidió que sus cabezas las dejaron clavadas en estacas en medio de la plaza pública, como ejemplo para los demás.
Nunca más se ha hablado de Doszá ni de la rebelión, aunque en silencio todos recuerdan el castigo.
Los siguientes años han sido de relativa paz con el Emperador Rudolph y El Turco.

XX
Un hombre de negro, alto y delgado llegó ya muy noche a Csejthe. Con la rapidez y la gracia de una gacela recorrió los angostos corredores del castillo hasta la alcoba de la Condesa, quien lo esperaba desnuda, dentro de una enorme tina de cobre donde sus doncellas la bañaban.
En los muros dos siluetas besándose con la urgencia de dos nuevos amantes se dibujaban. El agua escurría por el cuerpo de Erzsébet, de pie aun dentro de la tina. A un gesto suyo las doncellas se retiraron. Dorkó a horcajadas besaba los muslos y quitaba las ropas mojadas a la visita. Erzsébet con las piernas muy abiertas, en la tina, se lavaba la vagina, frotándola lentamente.
-- Hazlo por detrás, ponte de rodillas. -- Le pidió el caballero y Erzsébet obedeció sumisa. –Me gusta mirar tu hermoso cuerpo.-- A horcajadas él pasaba su mano sobre la piel mojada de Erzsébet. Al llegar al ano lo abrió metiendo dos dedos llenos de manteca, el culo se contrajo y ella entreabría la boca como quien espera recibir un exquisito fruto. Ilona preparaba los ungüentos de mandrágora y la manteca. Él deslizó la otra mano y la metió completa en su vagina, untándola con la mandrágora. Entró en la tina y Erzsébet comenzó a quitarle las ropas, debajo de ellas había un pubis llano y unos grandes y tersos senos. Erzsébet ansiosamente mordía esos pezones claros, ya su mano untaba con urgencia manteca en la vagina de la desconocida.
En la cama, Erzsébet estaba a cuatro patas y de cara a la cabecera, la dama metía profundamente la lengua en el misterioso lugar donde la mandrágora magnificaba los placeres
-- Más, más. Hazlo más rápido. -- Jadeaba Erzsébet y humedecía sus labios con la lengua. Con las dos manos, la mujer mantenía bien abiertos la vagina y el ano de la Condesa y ordenaba a Ilona que los oliera. Cuando ésta lo hizo, la dama sacó los dedos de la vagina, y mandó a Ilona que los chupara, después se los clavó con fuerza en los ojos. Al unísono del grito, Erzsébet y su amante rieron estruendosamente. La mujer continuó lamiendo la vagina de Erzsébet, que permanecía acostada boca arriba y con las piernas abiertas.
- Chúpame.- le pidió a Ilona.
Los gemidos de Erzsébet eran incontrolables; echaba el culo hacia atrás y hacia delante con gran fuerza, la lengua de Dorkó entraba y salía suavemente de su ano. Erzsébet comenzó a orinar. La dama abrió la boca ávidamente para tragar esos orines, sus pezones erguidos eran más cortantes que una cuchilla. Las dos mujeres se besaron con lascivia. A la condesa Dorkó le metió en la vagina la cola de una serpiente negra y ella empezó a retozar con mucha energía. La dama se colocó sobre su cara y Erzsébet clavó la lengua en esa vagina con olor a sangre descompuesta. La condesa se estrujaba los pechos en un largo y sostenido orgasmo.

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